lunes, 12 de noviembre de 2012

capítulo 1


CAPITULO 1:
-Selina Maryan Sayrast si en 5 minutos no estás aquí abajo….-empezó mama, pero antes de que terminara, grité.
-si mama enseguida bajo-contesté algo cansada.
Esto era injusto, era mi cumpleaños y me hubiese encantado desayunar en mi cama. Pero supongo que como era lunes y tenía que ir a estudiar esta vez no me darían el placer.
Así que me bañé lo más rápido posible, me vestí con mi odiado uniforme de camiseta blanca y una falda hasta la rodilla azul rey, y baje a toda prisa sin preocuparme por los insoportables rizos mal hechos por culpa de la prisa que tenia
-buenos días mami-dije y le di un beso en la mejilla
-hola cielo, hasta que por fin te levantas-dijo mi mama
-tenía mucho sueño, vamos no podría quedarme un rato mas en mi cama- me quejé- es mi día especial-hice un puchero y puse mis mejores ojos de borrego, pero no surtieron efecto.
-Selina sabes que…-empezó a decir, pero lo dejo correr por el momento
¿Qué pasaba acá? ella nunca dejaba nada correr la conocía de toda la vida y sabía que lo más sabio era preguntárselo después y lo más discretamente posible.
-¿qué hay de desayunar?-le pregunte
-pancakes lo que más te gusta…Por cierto feliz cumpleaños-me dijo ella
-felicidades mi corazón-dijo mi abuela que hasta ahora no había bajado me dio un beso y se fue porque tenía que hacer unos recados, entre ellos imagino que estará comprar un nuevo vestido de esos que tanto me gustaban, pues mi abuela era una rareza, tenía el gusto más asombroso del mundo y me complacía en todo lo que quisiera.
-adiós y gracias abuelita-le dije despidiéndome de ella con la mano
-hija…-empezó mama de nuevo, esto no pintaba bien
-si dime, que pasa-le pregunte algo indecisa no sé porque pero me dio la impresión de que esto me interesaba y convenía pero a la vez no quería escucharlo.
-mira, yo solo…veras…ay cariño necesito decirte algo muy importante pero creo que sería mejor esperar hasta esta tarde. ¿Te parece si te espero en la salida y vamos a dar un paseo por el parque?-mama estaba muy alterada, no sabía que decirle pero asentí con la cabeza un poco insegura.
Así que terminé de desayunar, me despedí y me fui a la escuela con mi siempre fiel amiga Alice esperándome en la puerta de mi casa.
Alice era una persona en la que se podía confiar ciegamente, siempre me había apoyado en todo, como aquella vez cuando tenía 14 y por accidente me resbale en la escalera de la escuela y milagrosamente salté 10 escalones y caí en  perfectas condiciones, todos me miraron como a un bicho raro, me sentí tan e intimidada mal pero Alice salió en mi defensa y dijo
-¿qué miran todos?, ¿qué no tienen más que hacer?, muévanse que aquí no hay nada que ver chusmas -todos se fueron inmediatamente.
Sin duda no habría mejor amiga que ella, siempre ayudándome y apoyándome en las buenas y en las malas.
-hola cielo, estás hermosa-me saludó
-Alice, gracias, umm eh hola-respondí tímidamente
-feliz día...-me abrazó enormemente, a pesar de su tamaño tenía una fuerza de toro-tienes 16 es increíble, sabes este será el mejor de todos tus años de vida... ¿no es verdad?-volteó la vista hacia él.
-humm si feliz cumpleaños Selina-me dijo
-humm… gracias-le dije a Alejandro que era el primo de Alice el cual se había mudado con ella este año.
Es lindo, debo admitir… tiene un cuerpo musculoso, pero no tanto, es caballeroso y tiene unos hermosos ojos azules al igual que Alice y obviamente era el más deseado por todas las chicas de nuestro salón en especial por Sara, la típica chica popular que cree que no necesita más que su belleza y se cree superior a ti, ella siempre le ha hecho saber que le gusta más sin embargo nunca le ha correspondido, pero Sara no se da por vencida sigue intentándolo
Debo admitir que al principio yo también pensé que era atractivo en especial con esos hermosos ojos, siempre me han gustado los ojos azules porque eran tan ambles, tan protectores, pero me di por vencida, primero porque siempre parecía tan absorto y nunca se relacionaba seriamente con una chica, lo cual me hizo pensar que tenía novia, lo cual era mentira. Y segundo, si no le prestaba atención a Sara menos lo haría con migo, no soy la más bonita, ni la más inteligente, ni la más divertida, solo soy yo, simple y sencillamente yo. Pero por alguna razón a veces sentía que teníamos una especie de relación, me hacia caer  a sus pies con sus galanterías, teníamos cierta chispa, el es encantador con migo, y a mí me agrada su compañía porque siento que nos entendemos, porque con la única que se muestra diferente es con migo y obviamente con Alice, lo conocíamos mejor que el resto, a veces era insoportable, nos dijo que se creía muy sexy (lo cual no es mentira), y nos decía que podía tener a todas las chicas a sus pies, esto era una charla, pero Alice lo llevó a otros extremos, lo retó a que lo probara, intentó ligar con todas las chicas de mi clase y solo le tomo una semanas, pero las pobres quedaron alucinadas y decidieron jugarse el todo por todo con él, así que ya no se podía deshacer de las chicas, pero las que nunca cayeron fuimos Alice y yo. Alice por razones más que obvias, y yo no caí porque realmente sus intentos de ligue me causaban risa, porque era como un reto y yo adoro los retos. Así  que él me encontraba. según me había dicho en su último y final intento, más lista que a las demás por no dejar que cayera por el así que éramos como amigos aunque no estaba muy segura.
-Selina deja de fantasear, ya llegamos- dijo Alice sacándome de mis recuerdos.
Era cierto, habíamos llegado y yo ni me di cuenta.
Cuando entramos a nuestra clase y me senté sentí algo muy extraño, sentí que los pies se me desprendieron del suelo, el salón desapareció y solo estaba yo, ahí flotando en la nada, cuando mire una luz y frente esa luz apareció la visión más hermosa que jamás había tenido, esa luz que ahora iluminaba un hermoso lago, era la luna, y sobre el lago había una hermosa muchacha que estaba sentada en un pequeño islote, me miró, esbozo una pequeña, pero alegre sonrisa y me llamo perfecto y claro, con una voz que, no sé cómo era igual a la mía y la seguí, camine, pero me impaciente así que corrí hasta ella y de pronto… caí, caí y caí…

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